lunes, 9 de abril de 2007

LA HUMANIDAD DA ASCO

En la madrugada del sábado entraron dos ladrones en casa de mi novio mientras los dos dormíamos. Yo suelo despertarme varias veces durante la noche y esta vez no fue diferente, sobre las 3 de la mañana baje a por un vaso de agua. En esos momentos no noté nada extraño, no encendí la luz del salón ya que con la de la escalera ya me veía lo suficiente así que no me di cuenta de que la puerta de fuera estaba entornada y las cosas no estaban donde debían estar. Tampoco que hubiera alguien más conmigo en el salón. Todo nos sobrevino más tarde cuando me iba ya para mi casa, entonces me encontré el bolso cerca de la puerta con su contenido desparramado por el suelo. Rápidamente mi chico y yo hicimos un recuento para determinar qué cosas habían sido sustraídas: el móvil, el tabaco, las chaquetas de cuero, la cámara de fotos,……..pero lo que hizo que me arrodillara en el suelo mareada fue descubrir que las llaves de mi coche no estaban y pensar en que lo más probable es que me lo hubieran robado.
Afortunadamente el coche seguía aparcado y la verdad en ese momento no me pregunté por qué no se lo habían llevado. Lo que más me preocupaba es que pudieran regresar a por él así que mi novio se quedó allí vigilando y llamando a la policía mientras que yo iba en su coche a mi casa a por las llaves de repuesto.
Cuando regresé me encontré con un policía que vigilaba la zona, él me explico que mi chico había visto movimiento en la casa de un vecino y se había acercado a comprobar que pasaba y vio a los dos ladrones (uno de ellos con mi chaqueta puesta) así que su compañero (el del policía) y él (mi novio) habían ido a ver si daban con ellos.
Finalmente no hubo suerte y consiguieron escapar pero por lo menos evitamos que robaran también al vecino.
Deducimos que cuando bajé a por el vaso de agua decidieron salir de la casa para no llamar nuestra atención mientras estábamos despiertos y que no llamáramos a la policía. Como pensaban que no nos daríamos cuenta hasta el día siguiente siguieron robando en otras casas de la vecindad y por último pensaban meter todo lo sustraido en mi coche e irse.
La policía me recomendó que cambiara la cerradura lo antes posible que no aparcara el coche por la zona ya que seguramente se habían quedado con él y en cuanto lo volvieran a ver nada les impediría robarlo.
Soy consciente de que a pesar de todo tuvimos mucha suerte de que no nos robaran los coches y/o (esta idea me pone los pelos de punta) subieran a la habitación en la que estábamos durmiendo con la intención de agredirnos. Sin embargo la sensación de vulnerabilidad e indefensión me persigue desde aquel día abriéndome los ojos ante una realidad que yo me empeñaba en ignorar: LA HUMANIDAD DA ASCO.

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